Una tarde verde azul aguamarina
una tarde al ocaso
mi alma se sumó al reflejo
de invisibles estrellas
en el azul cercano.
Y vislumbré los mundos
y recorrí los astros
que el cielo vespertino
ocultaba en su manto.
Una tarde muy clara,
transparente acuarela
en mi ser se ha pintado
y guardará algún tiempo
un sabor dulce y plácido.
Un renacer muy lento
un crecer sin espacio
una puerta hacia el verso
que estaba allí encerrado.