La poesía es abrigo para la soledad,
esa soledad inevitable y escarpada
camino al sol.
La poesía es cadena y armonía
y es como un confidente incorruptible
siempre escuchando al alma, metafísica unión.
Fusión de símbolos ambiguos
hondamente sentidos
pero jamás captados por el hocico intruso
del sabueso burlón.
La poesía, lenguaje hasta para los muertos
vertida en el silencio, se hace a veces canción.
La poesía es mi honda, ansiada y serena
ligadura con Dios.