No quiero andar
no quiero sino anidar los salmos
volar con las alondras
contemplado los campos de las ideas
limpios, verdes y anchos.
Tengo miedo al entorno
que aprieta nudos tantos
gemidos fantasmales
y gélidos abrazos.
No quiero andar ¡no quiero!
Dejadme el campanario
que suavemente lleva
a lejanos espacios.
No quiero andar. Hoy no.
Que quiero ver ya, claro
si existimos realmente
o si solo soñamos.